Nuestros espacios de circulación a nivel de conceptualización en la idea arquitectónica residencial, deben ir estrictamente ligados a nuestros diagramas de zonificación, la funcionalidad predomina en este punto, prever que espacios queremos conectar de manera estratégica tiene como resultado lograr una idea que responda y se adapte constantemente de manera atemporal a las diferentes actividades y rutinas del usuario final.
Con el tema de ” pasillos ”, surge una interrogante frecuente cuestionada, ¿son estos el resultado de un mal planteamiento ostentoso, que solo logra encarecer de manera considerable cada una de nuestras obras, o bien, pueden estos sumar valor, otorgándole carácter estético y organizador a nuestros espacios de vivienda?
Es un tema de discusión controversial, pero la forma más sana de atacar el problema es enfocarse siempre primeramente en las necesidades que presenta cada tipo de cliente (por ejemplo: si requiere de ambientes abiertos o no tan permeables), porque en el primero de los casos siendo este nuestra hipotética realidad, nuestros espacios de circulación pueden tener la facilidad de integrarse más con nuestro contexto, lo cual responde a la idea principal de nuestro proyecto.
A su vez, el factor espacial que nos presenta el sitio de cada edificación en discusión es fundamental, ya que sus limitaciones, carencias y oportunidades, van a repercutir muy directamente en el resultado final de cada elemento que utilicemos para articular los recorridos de nuestra obra.